... ENTRE AMAR UNA FIGURA Y AMAR UN ALMA







A ella quiero. 



Habíamos llegado a la cima del lugar, después de caminar unas cuantas horas y sobrevivir a las subidas agotadoras de aquel risco. Nos sentamos, contemplamos lo que la naturaleza nos ofrecía sin precio alguno. - Entonces ella dijo-  Esto es agotador, pero vale cada paso cuando contemplo esta hermosura de paisaje, que Grande es Dios. - Para luego quedarse como estatua verificando ensimismadamente y coherente lo que veía-.

Al verla así, en su modo indefenso y natural. Recordé el momento donde la vi por primera vez, de la misma manera, solo que en un ambiente diferente. Entonces hice memoria cómo, cuándo y dónde la conocí.

Hace más de un año que tuve el privilegio de conocerla, bueno, para ser exacto, fue un 22 de abril del año pasado. Fue sorpresivo y maravilloso mi encuentro con ella. La vi en un lugar muy poco frecuentado; en la biblioteca de la Universidad. “No entiendo como pude estar tantos años en el mismo lugar sin identificar tanta belleza a  mí alrededor. Pero creo que solo se hace visible tal belleza cuando estamos listos para disfrutarla y cuidarla”. La vi sin que ella se diera cuenta, su silueta leyendo un libro era digno para una postal gigante, tenían en la mano un libro algo extraño, por mi zoom visual, pude deducir que era un libro de suspenso, que se llamaba "El estudiante" de Jonh Katsembach. Lo sabía porque era un libro que yo había leído hace mucho tiempo atrás. No me considero un lector nato, pero si me gusta perderme en otros mundos cuando puedo.

Ese día, atrapó mi atención de manera inminente, empecé a imaginarme un montón de estrategias para acercarme de manera caballerosa. A veces quería tener algo de los chicos que eran aventados, que solo  van y listo, pero yo no era así, era algo tímido, torpe y loco, lo que me dificultaba más la esperanza de dirigirle la palabra algún día. Además me di cuenta que ella no era la típica mujer que se deja impresionar con impulsivamente tontos. En esa parte de mi vida surgieron esas sensaciones que habían muerto para mí desde hace años, se empezaron a sacudir nuevamente, como para estar en marcha una vez más, y desde ese momento, ese efecto mariposa que causó ha venido creciendo irreparablemente. Recuerdo muy bien ese momento…

Después de recordar esos momentos, regresé a mi realidad. Ya no pienso en los medios para conquistarla, porque creo que ya lo hice, ahora pienso cuándo pedirle que me acompañe en esta vida.  En el momento que la miraba, Sentí  que faltaba algo para pedir su compañía, para pedir que fuese mí novia. No sé qué era, porque ella era la imagen viva de una mujer completa, tenía todo. Ella seguía en su modo “no me hablen que estoy disfrutando esto”. La observé como pintor que dibuja el despliegue de nubes en un cielo azul: encantado y sin palabras. Después de observar todo su ser de manera perpetua y fascinante. Me fijé en su sonrisa suave, acariciable y penetrante en el alma. Seguidamente el mechón de su cabello que cabalgaba en su rostro. Sentada como flor de loto, lista para exponerla como arte invaluable.

Ella, seguía con sus ojos puestos fijamente en el panorama que nos ofrecía esa tarde de Mayo. A orillas de aquel risco, donde observaba la majestuosidad de una tarde lleno de roses suaves y abrazadores del viento. Lo colorido de la tarde era simplemente perfecto, el abrazo entre los colores de vida que destellaba la despedida del sol con la cercanía de la noche, eran incomparables, combinado con las nubes adornizas en un cielo que se estaba despidiendo con los rayos del Sol como diciendo " ya volveré”. Las nubes eran de un color rojizo, con pinceladas de naranja y amarillo que reflejaban un color insuperable por los hombres. Ella, con sus pestañeos, similares a los aleteos de águilas en el elixir de sus vuelos.

Después de mi momento poético interno, me di cuenta que ya no faltaba nada, en realidad ella había sobrepasado toda las expectativas y perspectivas, era tan ideal que llegué a confundir ausencia con momentos que nunca había vivido. Sentí que faltaba, pero en realidad era más de lo que había imaginado. Me sentí extraño porque nunca había vivido algo similar. Y no es que le falta algo como yo pensaba, en realidad yo nunca había estado con alguien tan autentica, natural, pura, espontanea y sencillamente fina, que se me hacía imposible creer que seguía existiendo personas así.

Y aquí, precisamente en este punto de mi existencia empezó un antes y un después, un ayer y un mañana totalmente diferente. Un ayer lleno de miedos, prejuicios, estereotipos falsos, heridas, dudas... Y Un mañana donde decidí estar con la felicidad de un nuevo día, sabiendo que ya nada volvería ser igual, porque había encontrado un ser capaz de hacerme ver mis fortalezas y debilidad, y que al final busca ayudarme sin esperar nada a cambio. Ella con su calidad humana, me hizo ver un montón de cosas que quizá nunca había experimentado. Asimismo, logró en incontables veces hacerme pensar bien antes de hablar, para no lastimarla y decir cosas de las que podría arrepentirme, logró hacerme ver que siempre es bueno hablar que estar enojado.

E aquí distinguí la diferencia entre amar una figura y amar un alma. Yo ya amaba su alma. 

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