UNA DEUDA DE AMOR



Seguir sera una injusticia santa.

Por: Rodolfo Tum.

Cuando dijimos el si, sabíamos que nuestras vidas serian arruinadas y transformadas a la vez; arruinadas porque todo lo que era agradable para nosotros seria quitado poco a poco, transformadas porque nuestro viejo hombre se quedaría en el olvido.

Cuando le conocemos, siempre estamos en busca de que reciba lo que merece; gloria, honra, alabanza... Y muchas veces no tiene que
ser con canciones, ofrendas, eventos. En ocasiones es con nuestras vidas, con nuestras pasiones, derechos, orgullo y en si, son los que mas duele dejarlos. Nos hacemos invisibles, porque empieza a salir lo que el quiere que se vea en nuestra personalidad. Nos perdemos en él sin medir las consecuencias, sin esperar ningún beneficio, mas que esperar la promesa que nos hizo; vivir un día con él. Muchos no entienden este amor, y se preguntan porque sacrificamos la única vida por alguien que no conocemos; alguien invisible para los sentidos humanos, pero que es tan real como el aire y todo lo visible que se contempla, la respuesta es: Actuamos por fe y somos esclavos por amor. Porque hemos descubierto que es mejor, ser un pequeño esclavo en su casa, que ser dueños de nuestras vidas, y es por eso que no lo dejamos.

Nuestras vidas se vuelen mártires de nosotros mismos, porque es una constante lucha con nuestro ser temporal, al negarnos a nosotros mismos. De la misma manera con los que nos rodean, porque muchas veces no somos comprendidos y como consecuencia, nos quedamos en el anonimato.
Corremos el riesgo de ser rechazados, golpeados, humillados, ignorados, escupidos como le hicieron un día a él, porque se trata de seguir sus pasos, y seguirlo duele, porque este amor que prometimos seguir, es un amor sufrido, pero con la satisfacción de que es por y para él. Al conocerlo nos fortalece, empieza a morar en lo mas profundo de nosotros, en el trono de nuestro ser: corazón. Empezamos a conocer que le gusta, que le apasiona, que no le agrada... Muchas veces son bofetadas a nuestros orgullos y naturalezas pecaminosas. Pero nos seduce y siempre trata de sorprendernos, como el padre perfecto que es, no se asusta con lo que somos, sino que se derrite por nuestros corazones débiles en busca de él. Conocerlo no hace humildes, perdemos todo orgullo y vergüenza, porque día a día solo buscamos parecer un poco mas a El. porque ya no vivimos para nuestros sueños, ya no podemos, es tan profundo su amor que todo pierde su atractivo, porque el lo llena todo, muchos no entenderán, pero esto es entre nosotros y Dios, de corazón a corazón, lo que para este mundo es una perdida, en realidad es la mejor ganancia y somos extrañamente feliz: Vive el, vivo yo; Cristo en mi. Día a Día pagamos una deuda de amor que se sello con sangre de la manera mas vil.

Al fin, al conocerlo, nos hacemos su esclavos: esclavos por amor. Renunciamos a todo por una sonrisa de nuestro Señor, ahora muchos hemos comprendido lo que decía el apóstol Pablo: Ya no vivo yo, vive Cristo en mi. De esto se trata.

¿Por qué lo hacemos?
- "Para que el cordero reciba la recompensa por sus sufrimientos".


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